Personaje: Jake




Relato procedente: "Otra Verdad" (Huellas del Tiempo).

Resumen: Tras conocer la verdad sobre su padre, el protagonista de esta historia, decide tomar la difícil decisión de matarle para liberar a su madre de las deudas que tenía con él y el fatídico peso que tenían sobre sus hombros al relacionarse con el llamado "padre". Les espera un largo viaje hacia un lugar que desconocen, liberados de la carga que suponía volver a ver a la persona que maltrató durante tanto tiempo a su madre.

Nombre completo: Jake Naphelius Jadson.                                          Edad:19 años.

Ciudad natal: Seattle.                                                             Situación: Estudiante.


Descripción física:

Mi cabello castaño es corto, peinado un poco hacia el lado, ayudándome el hecho de tenerlo lacio y lo suficientemente manejable como para hacérmelo como me venga en gana cada día. Mis ojos grises suelen estar afectados por la luz a cada dos por tres, debo tener las gafas de sol a mano para no sufrirlo demasiado. Mis labios finos siempre han mantenido una sonrisa tierna debido a la ignorancia familiar que tenía desde que era un niño. Mi cuerpo esbelto suele agradecer un metabolismo rápido, no recuerdo haber engordado tanto si he comido en exceso o poco, realmente, soy un glotón y no pasa nada, algo que ha creado envidia a la mayoría de chicas que me han rodeado llenas de prejuicios y complejos hacia sí mismas.

Descripción de la personalidad: 

Siempre he sido un chico callado, aunque con bastantes amistades por interés, dado que, soy el cerebrito de clase sin esforzarme demasiado. Normalmente, he sido alguien que se interesa por la lectura y los escritores actuales, me alimenta la curiosidad por mi alrededor, siempre tengo hambre de conocimiento. Las críticas me han dolido hasta el punto de no salir de mi cuarto durante días y saltarme las clases, digamos que soy una persona bastante sensible e insegura, he intentado agradar a los demás con todas mis fuerzas, sin éxito en algunas ocasiones. Odio que maltraten a mis seres queridos, por eso, hemos tenido que desaparecer de lo que llamábamos hogar, ni siquiera habría podido soportar a mi padre cerca sabiendo todo lo que le hizo a la persona más importante de mi vida.

Familia desestructurada:

Al principio, no tenía ni idea de que perteneciera a una familia totalmente rota, ni que mi madre se hubiese escapado de los brazos de mi padre para huir de su maltrato constante debido a las drogas que solía tomar, ni siquiera tenía ni idea de que existiera, mi madre me dijo que estaba muerto desde el primer momento en el que lo pregunté cuando tenía unos seis o siete años. Nadie se había dado cuenta de lo que podría afectar a un niño que todo esto se hiciera realidad en su día a día, que me enterase de una manera tan agresiva y obligada.

Cada uno de mis padres, como habréis podido comprobar, iba por su lado, hacía muchos años que no cruzaban la mirada, mi padre no tenía ni idea de dónde podríamos estar. Supongo que haría una gran labor de investigación porque nos fuimos al otro lado del país con tal de no permanecer cerca. El ser una mujer maltratada hacía que mi madre no saliera por las noches de casa, hubiera estado todo este tiempo soltera y no quisiera ningún tipo de relación con ningún hombre; al principio, no entendía por qué, creía que era demasiado tímida pero, ahora podía entenderlo a la perfección.

Mi madre se ocupó de mí por completo, le costó mucho que siguiéramos adelante. No había encontrado trabajo mientras vivía con mi padre en una pequeña casa que hacía su papel hasta que triunfó en la música y pudo comprarse una mansión, así que, tuvo que empezar de cero en este campo tan desconocido para ella, teniéndome que dejar con una niñera para poder irse a trabajar tranquila, ganando el salario mínimo pero era suficiente para abastecernos hasta que encontrase algo mejor.

Falsos recuerdos:

Mi madre no hablaba casi de él, ni siquiera me dijo su nombre. No tenía ni idea de qué le pudo haber pasado, cómo supuestamente "murió" o cómo se sintió mi madre al saberlo, cuáles eran sus circunstancias, de si compartían un amor realmente verdadero... Siempre fui un joven inocente y prefería pensar que sí, que se querían como ninguna otra pareja lo hubiera hecho, que tenían muchas cosas en común y que quisieron reflejar todo esto teniéndome a mí con la desafortunada situación de que cuando pude ver el mundo, mi padre murió provocándole a mi madre un dolor profundo, dejándola sin respiración, sin ganas de decir una palabra de aquel pasado que nunca volvería.

Veía a mi padre en sueños, le imaginaba como un hombre maduro y responsable, quizá un directivo honrado y humilde que volvía de trabajar para dar de comer a su familia y formar parte de la vida de mi madre como fuera, sin dejarla sola, sin maltratarla, sin dejar que llorara una sola vez, provocando risas conforme pasaban tiempo juntos. Tenía, incluso, la falsa esperanza de que hubieran sido felices, de que hubieran compartido momentos inolvidables, completos, llenos de lágrimas de emoción... Podía imaginar por qué no se había ocupado de mí, simplemente, no estaba en este plano material, estaba en el cielo o en otra realidad alternativa, creía que podía oírme y cada noche le susurraba, contándole cómo me había ido el día. No sabéis lo estúpido que me sentí al saber la verdad, estaba hablándole a un muerto que ni siquiera podía oírme, protegerme, comprenderme... siempre había estado solo.

La conversación:

A la hora de comer, tras haber vuelto del instituto, mi madre se sentó frente a mí, me preguntó cómo me había ido el día y, simplemente, lo soltó. Me dijo que me había mentido, que mi padre estaba vivo y que deseaba verme con todas sus fuerzas, quería conocerme y formar parte de mi vida. Me contó todo lo que ocurrió en su relación para haber decidido huir al otro lado del país, lo cual, me pareció lógico, mientras yo seguía escuchándola anonadado. Toda mi vida se había caído a mis pies, ¿por qué ahora? No dejaba de resonar en mi cabeza y no obtenía respuesta, tan solo dejé de comer y me encerré en mi cuarto, ni siquiera supe cómo reaccionar. 

Estuve sin salir durante tres días, estaba agobiado, apesadumbrado... me sentía traicionado porque aquel conglomerado de mentiras que mi madre se sacó del bolsillo para completar una vida totalmente falsa, me habían abrumado demasiado. Entendí por qué lo hizo, por supuesto, ninguna persona tendría por qué pasar por algo semejante, es muy duro tener que sufrir maltratos físicos y psicológicos constantemente y sentirte morir día tras día, pero no podía dejar de sentirme abatido, como un inútil al estar hablando con el aire sin nadie que me escuchara. 

Las drogas habían hecho a mi padre un animal que no permitía que mi madre le dijera que no, que se negara a hacer ciertas cosas que no le parecían del todo bien, simplemente, no quería ser partícipe de cada una de las situaciones que le envolvían con el grupo. Al principio, lo permitía, él tan solo quería trabajar en su música, necesitaba estar despierto para dar el cien por cien junto a sus compañeros. Todo esto, fue a más, se enganchó por completo, se empezó a obsesionar, decía cosas que no tenían ningún sentido, le pegaba cuando no conseguía lo que quería y la trataba como una prostituta cuando ella le había dado todo el cariño y apoyo que fue capaz. No se merecía nada de lo que le ocurrió y yo tampoco, tan solo era un niño inocente que quería pertenecer a una familia normal...

La llamada:

Mi madre recibió una llamada bastante amenazadora de mi padre, si le permitía verme, no habrían consecuencias. A parte de esto, exigía el dinero que mi madre se había llevado de su casa el día que escapó conmigo, fue bastante valiente por su parte, él lo ganó en un concierto importante que hicieron en otro país y tenía todo el derecho del mundo a cobrarse en dinero el daño físico y psicológico que le había estado haciendo, aunque este tipo de cosas no se pueden pagar con dinero, ella simplemente, lo consideró necesario.

Durante los siguientes días a esto, estuvo bastante rara pero no quería contarme nada, a pesar de que siempre habíamos sido sinceros el uno con el otro. Le di tiempo para que lo hiciera y, cuando estuvo preparada me contó toda la historia que creía que era ficción, esa historia que hizo que todo mi mundo se hiciera añicos a mis pies. Mi madre se vio obligada a decírmelo por la amenaza que le había hecho mi padre, si no, tengo claro que no me hubiera contado nada y no sé cómo tomarme esto, si a bien porque viviría en la ignorancia y no hubiera ocurrido nada de esto o, por otro lado, a mal por saber que estaría siendo traicionado un día tras otro sin saberlo. Esa llamada fue la que ocasionó todo el conglomerado de verdades que se vio obligada a compartir conmigo por miedo, por terror absoluto a ese hombre que ya le había puesto la mano encima varias veces en el pasado y no quería que volviese a ocurrir y, mucho menos, en mi presencia.

Actitudes vengadas:

Toda esa rabia contenida durante esos tres días hacia lo que le había hecho mi padre a mi madre, había fluido durante esa noche que este llamó a la puerta de nuestra casa creyendo por un momento que nos podría manipular como quisiera. Salí de mi cuarto en cuanto mi madre me lo dijo aunque le costase un poco convencerme, me acerqué a él, nos presentamos y, en cuanto hubo levantado un poco la voz y señalado con enfado, le clavé el cuchillo que había cogido de mi cuarto para trocear la fruta de la merienda de esa misma tarde, en su costilla derecha, supongo que reventándole un pulmón y provocándole un dolor inexplicable, algo que me produjo bastante satisfacción en mi interior.

En cuanto le vimos desangrarse en el suelo y mi madre empezó a tranquilizarse, cogimos algunas de nuestras cosas, las metimos en un par de maletas y partimos con el coche hacia la mayor incógnita de nuestra vida. Esto no era nuevo para ella, incluso, se había llevado media nevera para poder sobrevivir durante el camino, eso ni siquiera era un problema y, esta vez, lo hacíamos juntos, con plena capacidad de obra, al menos, en mi caso. Pude entender sus razones, ni siquiera estaba enfadado con ella aunque reconozco que podría habérmelo contado en algún momento, cualquier chaval sin padre debería saber qué ha pasado con él o cuál fue el problema para su inexistencia en la familia... 

Un futuro hacia algo que descubrir:

Salimos de nuestro hogar para escapar de la escena del crimen, limpiando todo lo que pudimos para que nadie descubriera lo que pudo haber pasado, ni siquiera sabíamos si algún día acabarían sabiendo lo que había pasado en aquel pequeño apartamento que compartíamos. De momento, sabíamos que habíamos empezado un viaje juntos, que sonreíamos al pensar que ese enorme peso sobre nuestros hombros ya lo habíamos dejado atrás, que nos habíamos quedado bastante aliviados...

Nos esperaba un lugar desconocido, podría ser una ciudad o un desierto, podría tener agua caliente o no, dependiendo de lo que pudiéramos permitirnos pero, lo que si teníamos, era la compañía del otro, la fuerza y el apoyo mutuo que nadie podría romper. Mi madre quiso salvarme de un futuro encerrado en una cárcel, condenado como un criminal por hacer justicia, yo había salvado su forma de vida, le había vuelto a dar la libertad que tanto necesitaba desde un primer momento, dado el terror que tenía día tras día al salir a la calle, siempre mirando por encima del hombro por si mi padre llegaba a descubrirnos, esto era algo que ya no volvería a suceder.

Nos prometimos un futuro de sinceridad, de comprensión y con las mentiras totalmente anuladas en nuestra relación. No vamos a romper nunca más este tipo de comunicación, tenemos que desenvolvernos en nuestra vida ahora que estábamos mucho más unidos, dejando atrás las traiciones y conquistando nuestro viaje a un futuro mejor que el que dejábamos nuestro antiguo hogar, ahora estábamos yendo en busca de algo nuevo, próspero y diferente. ¡Estoy impaciente por verlo!

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