Personaje: Fer




Relato procedente: "Fer y Connie" (Huellas del Tiempo).

Resumen: Fer y su hermana Connie siempre permanecieron juntas y sobrevivieron a todas las adversidades que les acontecieron en la vida desde el primer momento en el que nacieron. Era una relación con un fuerte lazo que las unía a ambas de forma perfecta, se sentían completamente unidas, hasta que la fama hizo que se separaran cada vez más y a penas consiguieran verse. Fer quiso sorprender a su hermana yendo a verla a su fiesta de negocios aún sabiendo que no podía conducir debido a su deficiencia, Connie la llamó y todo ello hizo que Fer tuviese un fatídico accidente que terminaría con ese lazo que las unía y con la terrible culpa que sentía Connie por haber antepuesto los campeonatos a su hermana Fer.

Nombre completo: Fer Tatcher Sunrise.                     Edad actual: 23 años.

Ciudad actual: California.                                          Deporte: Atleta profesional.


Descripción física:

Mi cabello intensamente negro, corto hasta los hombros florecía como las amapolas en el campo, lo sentía suave y me encantaba cuando ondeaba al viento, ese que acariciaba mi cara y hacía que me sintiera libre; mis ojos grandes y castaños hacían que la dulzura saliera de ellos, que se viera la inocencia fluir ante los demás; mi boca era algo grande, la cual, utilizaba para esbozar amplias sonrisas que cautivaran a cuantos me miraran; mi cuerpo era esbelto debido al estricto ejercicio que practicaba, me pasaba los días entrenando, así que, terminé poniéndome en forma pero nunca me he quejado de las dietas, es más, me han ido bien. Mi deficiencia a penas se me nota en la cara o en el cuerpo, parezco una persona normal a simple vista, se nota cuando empiezo a hablar, a moverme o cuando empiezo a dar abrazos por doquier; las personas siempre piensan que me pasa algo, que me falta un tornillo o que he nacido al revés, pero nunca me ha molestado explicar lo que he padecido toda mi vida, no me ha parecido algo de lo que avergonzarme, soy así pero mi hermana me ha querido siempre, así que, no necesitaba la aprobación de nadie más.

Descripción de la personalidad:

Siempre he sido una persona muy alegre, a pesar de las dificultades que han ido aconteciendo en nuestras vidas a lo largo de los años, como la muerte de nuestros padres o la pierna izquierda que tuvieron que amputarle a Connie, fueron circunstancias muy difíciles para nosotras pero juntas conseguimos superarlas. Me ha encantado regalar abrazos por doquier, aunque no conociera a las personas que tenía delante, siempre he creído que ser amable y dar un abrazo reconforta a ambas personas, para mí ha sido un ritual perfecto para dejar de lado las tensiones. Siempre me he considerado una apasionada del atletismo, ha sido mi vida durante muchos años, he intentado ser la mejor en mi categoría y lo conseguí, morí sabiéndolo, así que, eso es lo que importa. Me he sentido muy unida a Connie desde siempre, éramos inseparables y donde iba una, iba la otra con una admiración sin igual, creo que, aunque todo se volvió más complicado al final, seguimos sintiéndonos unidas aunque estuviésemos lejos la una de la otra.

Deficiencia mental:

Creo que es un punto que se debe tener en cuenta y el cual, no me importa en absoluto explicar. Desde que nací he tenido una deficiencia del treinta por ciento, era una deficiencia moderada y tenía una tendencia a remitir total o parcialmente pero no lo sabíamos con exactitud y los médicos tampoco, así que, decidimos no pensar mucho en ello.

Ésto no ha sido algo que me haya afectado, sé que a veces, me ha costado hacer muchas cosas y Connie tuvo que ayudarme, pero hacerlas con ella y saber que estaba ahí siempre para mí creo que fue la clave para que dejara de preocuparme por ello, que dejara de mirar a mi alrededor esperando a que los demás me miraran de forma extraña, porque lo hacían muy reiteradamente, aprendí a ignorarlo. Tampoco me ha afectado en el aspecto profesional, ya que, tenía muy claro que quería ser atleta profesional y que tenía una meta que conseguir, para ello entrenaba duramente e iba a más entrenamientos que otras personas, ya que, me costaba un poco más aprender ciertas cosas, pero el hecho de que Connie estuviera en las gradas acompañándome y apoyándome en los entrenamientos fue de gran ayuda para que pudiese seguir adelante con mis sueños.

La pierna de Connie:

Fue algo que a Connie le afectó profundamente pero que tuvo que aceptar sin rechistar, era una chica muy fuerte. Estaba en un campeonato mundial de rallyes, no recuerdo muy bien el lugar, pero el caso es que el coche que conducía empezó a echar humo y, seguidamente, empezaron a salir llamas cada vez más elevadas; ella quedó atrapada dentro hasta que un equipo de bomberos consiguió sacarla, Connie no sentía la pierna izquierda, pensó que era porque se le había dormido, pero realmente era porque su pierna había acabado carbonizada por las llamas que le alcanzaron del vehículo que conducía y que acabó hecho un montón de cenizas. La única solución que planteó el médico fue amputarle la pierna, si la dejaban así, podría infectarse, así que, nuestra familia decidió que era lo mejor para ella. Connie estuvo un largo rato sin articular palabra, no estuvo del todo segura, ya que, era una parte muy importante de ella y amputarle la pierna supondría un cambio radical en su vida diaria; estuve hablando con ella largo rato, intentando llegar a una decisión, le dije que era lo mejor para ella y que la cuidaría lo mejor que pudiera, que confiara en mí. Lo hizo, aceptó y el médico actuó en consecuencia.

Estuvo un par de años en rehabilitación para conseguir la movilidad que tenía anteriormente en las piernas y para acostumbrarse a caminar con una sola. Le propusieron innumerables veces que se pusiera una pierna postiza pero nunca quiso, decía que no sería ella misma y que le dolía horrores, así que, optó por la silla de ruedas y las muletas. La apoyé en todo lo que pude y la llevaba a todas partes, intentaba que estuviese cómoda y mis padres intentaron que esos cambios tan radicales en su vida diaria no los notara de tal manera, sino algo más ralentizados y normales; la apoyó toda la familia. Connie estuvo algunos meses sin articular palabra, intentando aceptar que ya no tenía la pierna izquierda y muchas veces, pensó que era una inútil y que acabaría siendo una carga para la sociedad, pero no estaba más equivocada, ya que, acabó siendo la campeona mundial en rallyes, eso hizo que le cambiara la cara y los horribles pensamientos que llevaban cocinándose en su cabeza desde el accidente, ganarlo fue lo que le abrió los ojos.

El accidente:

Nuestros padres siempre fueron nuestros pilares básicos en nuestras vidas, nos apoyaron en adentrarnos en el lugar al que pertenecíamos, nos apoyaron para que fuéramos a competir y nos metieron de lleno sin poner ningún tipo de limitación, sin preocuparse si quiera por mi deficiencia o por la pierna que le faltaba a Connie, para ellos, siempre habíamos sido niñas normales aunque los demás nos miraran de forma extraña y no nos trataran de la misma manera. Por ello, aquel accidente nos afectó tanto a ambas, les debíamos todo, nuestros sueños se cumplieron gracias a ellos.

Cayeron por el mismo acantilado por el que me precipité yo años después, chocaron con otro coche que iba a toda velocidad y seguramente iría distraído y se cayeron por él, no pudieron hacer nada. Recuerdo que Connie estuvo encerrada en su cuarto durante meses, yo le llevaba comida pero nunca salía para nada, me sentía triste por ella pero tan solo podía darle espacio, yéndome a mi habitación preocupada y triste a la vez por la muerte de nuestros padres. Dejamos un tiempo de entrenar para darnos tiempo para pensar y ver qué podíamos hacer ahora que nos habíamos quedado solas; Connie fue la que decidió que nos fuéramos a vivir a un estudio en el centro, que estuviera cerca de donde entrenábamos y así tuviéramos más comodidad para ir y venir, con lo que, acepté sin pensarlo.

Con Connie sabía perfectamente que no podría sacar el tema de nuestros padres, de hecho, la primera vez que hablamos de ello y después de llorar durante horas abrazadas, me hizo prometer que no volveríamos a comentar nada del tema, que no quería que la herida volviera a abrirse nunca más y que solo quería que cicatrizara y que el dolor pasara, ya no quería mirar atrás sino hacia adelante, hacia nosotras. Yo fui la que le dio fuerzas para que no dejara de intentarlo, creo que cuidarme hizo que ella se sintiera útil, que dejara de sentirse triste, por ello, la abrazaba siempre que podía y le daba besos; yo también seguía estando triste porque echaba de menos a nuestros padres, pero ahora que tan solo me quedaba mi hermana quería hacer lo posible para salir a flote con ella.

Lazos de fuerte unión:

Después de la muerte de nuestros padres, Connie y yo tuvimos que hacer una vida diferente, éramos la única familia que nos quedaba y debíamos estar unidas pasara lo que pasase, así que, eso fue lo que hicimos. Alquilamos el estudio donde vivíamos actualmente y empezamos a decorarlo, íbamos a nuestros entrenamientos diarios y pasábamos tanto tiempo juntas como fuera posible. Connie siempre venía a verme correr y yo siempre iba a verla apretar el acelerador y conducir como una loca posesa, me encantaba y me sorprendía ver cómo esa ferocidad en sus ojos convertía su forma de conducir en algo distinto y potente a la vez.

Durante todo el tiempo que pasamos juntas, pude ver facetas en Connie que no había visto cuando vivíamos con nuestros padres, ya que, anteriormente no pasábamos tanto tiempo juntas como en ese momento. No le gustaba hablar del accidente de nuestros padres, sentí la culpabilidad en sus ojos, como si no les hubiese devuelto aquello que hicieron por ella cuando tuvieron que amputarle la pierna, siempre se sintió en deuda con ellos; sentía su tristeza cada noche antes de irse a dormir, a veces, se sentía tan sola que no sabía cómo manejarlo, tuve que abrazarla fuertemente para que pudiera dormir y dejase de llorar; se sentía protegida de todo conmigo, creo que llegó a envolverse en mi sonrisa, en mi alegría... quería que se lo contagiara, creo que llegué a conseguirlo, ¿verdad?

El accidente de nuestros padres nos unió muchísimo, antes no es que fuéramos desconocidas sino que no teníamos una conexión tan plena como empezamos a tener después, no entendíamos que ser hermanas constaba de muchas más cosas como protegernos la una a la otra, cuidarnos en todo momento, preocuparnos de nuestras necesidades, ayudarnos y apoyarnos en los malos momentos... formaban parte muchas cosas que no podíamos ver antes de encontrarnos solas en el mundo sin los pilares más importantes en nuestras vidas. Connie terminó siendo mi pilar y yo el suyo.

Una separación complicada:

Después de estar tanto tiempo unidas, nos surgió algo con lo que no habíamos contado debido a la emoción que nos había provocado ganar los mundiales cada una en su ámbito. No habíamos contado que cada una tendría sus eventos, sus otros campeonatos y viajes de negocios por todo el mundo, incluso autógrafos que firmar y que no íbamos a pasar tanto tiempo juntas. No lo supimos hasta que ocurrió, hasta que, me sentí realmente sola en una habitación de hotel temblando por mis terribles pesadillas y no estaba ella para tranquilizarme, no podía ir a tomarme un helado con ella después de los entrenamientos y no podíamos hablar de nuestras cosas antes de irnos a dormir, para mí fue algo muy duro, supongo que también para Connie.

Ganar los mundiales fue algo muy esperado para las dos, aunque mucho más para Connie, ya que, se sintió totalmente derrotada cuando perdió por habérsele incendiado el coche en aquel fatídico accidente. Estuvimos siete años sin vernos y a penas hablábamos por teléfono, quizá yo estaba libre pero Connie no contestaba a mis llamadas porque estaría ocupada y viceversa, era increíblemente complicado contactar con ella. Llegué a negarme a ir a varios eventos importantes para estar cerca del teléfono del hotel por si llamaba mi hermana poder contestar al teléfono lo antes posible, sin esperar si quiera al primer timbrazo, pero había días que esperaba hasta altas horas de la madrugada y me quedaba totalmente dormida por lo fatigada que me encontraba de estar de un lado para otro todo el día.

Cuando tuvimos veintitrés años, conseguimos todo aquello que nos propusimos pero yo seguía profundamente triste de que no estuviera conmigo, de notarla tan lejos, tan alejada de mí como lo estaba, sentía como si esa unión que teníamos se estuviese desvaneciendo, así que, decidí coger uno de los coches de un compañero del equipo de atletismo y fui a la fiesta de negocios donde ella se encontraba, pretendía darle una emocionante sorpresa, la de vernos después de siete largos años de espera; ésto, resultó ser el camino hacia mi muerte.

Muerte en el acantilado:

Después de siete años de espera, lo que me esperaba realmente al otro lado de lo que había conseguido era la muerte y, daba la casualidad, de que iba a ser en el mismo lugar donde murieron nuestros padres. Connie me llamó por teléfono pero se oía entrecortado, supo por los ruidos de los coches que yo estaba conduciendo hacia algún sitio pero que no tenía permitido conducir debido a mi deficiencia; estaba tan emocionada que no me di cuenta y me precipité hacia el acantilado. Esperé siete años para acabar aquí, en un lugar oscuro y sin encontrar la paz que deseaba, sin saber si quiera cómo estará Connie después de ésto, no sé si será capaz de soportar otra pérdida como ésta...

Sabía que Connie vendría a recogerme pero que lo que vería no sería lo que hubiera esperado, de hecho, tendría que ir a identificar mi cuerpo, no creo que le gustase pasar por aquello y menos, cuando yo era lo único que le quedaba de su familia. Ahora estaría sola en un mundo lleno de estrellas, lleno de campeonatos que ganar y con una llave que abriría el "baúl de los recuerdos" y la llevaría hacia nuestras fotos, hacia los recuerdos de unas hermanas increíblemente unidas por fuerzas superiores a ellas mismas.

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